martes, 17 de noviembre de 2015

El Pastel Ruso: historia y curiosidades


Hoy vamos a indagar un poco en el origen de un postre de nombre evocador e historia exótica y legendaria: el Pastel Ruso. Un dulce tan rico, tan fino y tan distinto que merece tener un origen así, aristocrático y un pelín increíble. Si nunca habéis probado uno, después de leer este post seguro, seguro que tendréis ganas de ver cómo sabe.

El Pastel Ruso es un dulce que, así, de entrada, no entra por los ojos. Nada de colorinchis, cremas, natas o fondants decorando artísticamente torreones de bizcocho. El Ruso es un pastel discreto y fino, como esas señoras elegantes y sobrias que no necesitan emperifollarse para destacar. La primera impresión al verlo es que estamos ante una milhoja finita, de un solo piso, pero con crema en lugar de merengue entre dos láminas de algo que no parece es hojaldre. En efecto, este postre está compuesto de dos láminas finas de bizcocho de merengue almendrado relleno de un exquisito praliné de avellanas y mantequilla. Una bomba de sabor y texturas diferentes que no deja indiferente y, cuando gusta, es realmente adictivo. Y ojito, apto para celíacos, ya que no lleva harina de trigo.

He visto varias recetas en Internet de Pastel Ruso, pero personalmente creo que es un postre demasiado complicado técnicamente para hacer en casa. Es de esas elaboraciones en las que no merece la pena el esfuerzo, y que por muy buena repostera que una sea sabes de sobra que nunca, jamás, te va a salir igual que en un obrador. Pero por si alguno quiere intentarlo, dejaré al final del post algún enlace a esas recetas.

La leyenda dice que con motivo de la Exposición Universal de París de 1855, la española Eugenia de Montijo, casada con el emperador Napoleón III, ofreció un banquete con un invitado de honor, el Zar Alejandro II. La emperatriz era un icono de moda, elegancia y refinamiento, y sus cocineros y pasteleros de lo más puntero de la época. Así que su alteza imperial eligió este pastel para lucirse ante un invitado de tanto relumbrón. El  Zar y su corte lo probaron y quedaron fascinados, tanto que les pidieron la receta y desde entonces fue bautizado con el nombre de Pastel Imperial Ruso.

Pasteles rusos hay muchos, en muchos sitios y desde los años cuarenta, con distintas variantes, pero siempre jugando con el tipo milhoja y distintos rellenos (en Bilbao, el la crema de praliné se sustituye por merengue).

Los pasteles rusos más conocidos (y los que se encuentran con más facilidad en cualquier sitio del país, sin necesidad de tener que viajar al norte de España, ya que los venden en El Club del Gourmet de El Corte Inglés y también pueden comprarse por Internet) son los que salen de los hornos de las pastelerías Ascaso, en Huesca. Esta pastelería, una empresa familiar con más de 120 años de historia, elabora el Ruso desde 1974, y es gracias al actual propietario, Vicente Ascaso Martínez, y sus viajes al otro lado de la frontera, a la zona del Béarn. Francia está cerca de Huesca, y el Pastel Ruso le llamó mucho la atención al señor Ascaso en sus viajes al país vecino. Pero ya se sabe cómo son estas cosas: por más que preguntaba cómo hacían semejante delicia, la receta era secreta. Así que, decidido a conseguir que un Pastel Ruso saliese de sus obradores, junto al entonces maestro pastelero de la casa, Antonio Oliván, probaron y probaron sin descanso hasta dar con el delicioso Ruso que desde entonces no ha hecho más que ganar adeptos. Una receta que costó encontrar y que, ahora mismo, es igualmente un secreto muy bien guardado. Y que no piensan variar, visto el éxito que tiene.

Por cierto, para los madrileños una buena noticia: Ascaso tiene previsto abrir una pastelería antes de que termine el año en la calle Zurbano, 25.


Pastelería Ascaso: pasteleriaascaso.com

Pastelería francesa de Oloron, origen del pastel ruso de Ascaso: artigarrede.com


La foto del Pastel Ruso es la la web de Pastelería Ascaso

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