Hoy vamos a indagar un poco en el origen de un postre de nombre evocador e historia exótica y legendaria: el Pastel Ruso. Un dulce tan rico, tan fino y tan distinto que merece tener un origen
así, aristocrático y un pelín increíble. Si nunca habéis probado
uno, después de leer este post seguro, seguro que
tendréis ganas de ver cómo sabe.
El Pastel Ruso es un dulce que, así, de entrada, no entra por los ojos. Nada de
colorinchis, cremas, natas o fondants decorando artísticamente
torreones de bizcocho. El Ruso es un pastel discreto y fino, como
esas señoras elegantes y sobrias que no necesitan emperifollarse
para destacar. La primera impresión al verlo es que
estamos ante una milhoja finita, de un solo piso, pero con crema en
lugar de merengue entre dos láminas de algo que no parece es
hojaldre. En efecto, este postre está compuesto de dos láminas finas
de bizcocho
de merengue almendrado relleno de un exquisito praliné de avellanas
y mantequilla. Una bomba de sabor y texturas diferentes que no deja
indiferente y, cuando gusta, es realmente adictivo. Y ojito, apto
para celíacos, ya que no lleva harina de trigo.
He visto varias recetas en Internet de Pastel Ruso, pero
personalmente creo que es un postre demasiado complicado técnicamente
para hacer en casa. Es de esas elaboraciones en las que no merece la
pena el esfuerzo, y que por muy buena repostera que una sea sabes de
sobra que nunca, jamás, te va a salir igual que en un obrador. Pero
por si alguno quiere intentarlo, dejaré al final del post algún
enlace a esas recetas.
La leyenda dice que con motivo de la Exposición Universal de
París de 1855,
la española Eugenia de Montijo, casada con el emperador Napoleón
III, ofreció un banquete con un invitado de honor, el Zar Alejandro
II. La emperatriz era un icono de moda, elegancia y refinamiento, y
sus cocineros y pasteleros de lo más puntero de la época. Así que su alteza imperial eligió este pastel para lucirse ante un invitado
de tanto relumbrón. El Zar y su corte lo probaron y quedaron
fascinados, tanto que les pidieron la receta y desde entonces fue
bautizado con el nombre de Pastel Imperial Ruso.
Pasteles rusos hay muchos, en
muchos sitios y desde los años cuarenta, con distintas variantes, pero
siempre jugando con el tipo milhoja y distintos rellenos (en
Bilbao, el la crema de praliné se sustituye por merengue).
Los pasteles rusos más conocidos (y
los que se encuentran con más facilidad en cualquier sitio del país,
sin necesidad de tener que viajar al norte de España, ya que los
venden en El Club del Gourmet de El Corte Inglés y también pueden comprarse por Internet) son los que salen de los hornos de las
pastelerías Ascaso, en Huesca. Esta pastelería, una empresa familiar con más de 120 años de historia, elabora el Ruso desde 1974, y es gracias al actual propietario, Vicente Ascaso Martínez, y sus viajes al otro lado de la frontera, a la zona del Béarn. Francia está cerca de Huesca, y el Pastel Ruso le llamó mucho la atención al señor Ascaso en sus viajes al país vecino. Pero ya se sabe cómo son estas cosas: por más que preguntaba cómo hacían semejante delicia, la receta era secreta. Así que, decidido a conseguir que un Pastel Ruso saliese de sus obradores, junto al entonces maestro pastelero de la casa, Antonio Oliván, probaron y probaron sin descanso hasta dar con el delicioso Ruso que desde entonces no ha hecho más que ganar adeptos. Una receta que costó encontrar y que,
ahora mismo, es igualmente un secreto muy bien guardado. Y que no piensan
variar, visto el éxito que tiene.
Por cierto, para
los madrileños una buena noticia: Ascaso tiene previsto abrir una
pastelería antes de que termine el año en la calle Zurbano, 25.
Pastelería Ascaso: pasteleriaascaso.com
Pastelería
francesa de Oloron, origen del pastel ruso de Ascaso: artigarrede.com
Recetas
Pastel Ruso:
http://www.directoalpaladar.com/postres/pastel-ruso-receta
La foto del Pastel Ruso es la la web de Pastelería Ascaso
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