miércoles, 21 de septiembre de 2016

La bota



Hoy vamos a cerrar la serie dedicada a esos tres envases o recipientes tan españoles y veraniegos a los que hemos pasado revista durante los últimos meses. Después de hablar del botijo y del porrón, hoy le toca a la bota. Otro sinónimo de calor, aunque como en el caso del botijo, no sólo de fiesta y desenfreno. La bota ha acompañado a los trabajadores del campo, a los de las obras e incluso, como veremos hoy, al ejército.  

La bota es otro recipiente para guardar y transportar líquidos, en este caso vino. Es resistente, ligera, flexible, ya que está hecha de piel, cuando es natural, de cabra. Ahora también las hay sintéticas.

La bota original está hecha de piel de cabra, el interior se impermeabiliza con pez y el pitorro se hace con asta de toro. O sea, que no puede ser más bio y ecológica. Aunque con los nuevos tiempos la impermeabilización ha pasado a ser de látex, el exterior se hace con cueros más baratos e incluso sintéticos y los pitorros son de plástico.

De los tres que hemos visto durante esta serie, es la menos "social", aunque también se comparte, pero tiene un punto de objeto personal que no tienen ni el botijo ni el porrón. La bota es de su dueño, y puede dejarte echar un trago, pero el propietario siempre tendrá prioridad y la llevará él. Fiestas y festejos (las corridas de toros, por ejemplo, siguen siendo territorio de la bota), son su hábitat natural, aunque también el campo, algunas labores agrícolas (vendimia, por ejemplo) o la caza.