El "problema" es que hacer gofres supone no hacer uno ni dos, sino por lo menos diez o doce. Reduciendo al máximo las cantidades, es lo que me salía con cualquier receta. Y un gofre frío, como que no. Y recalentado en el microondas, pues como que tampoco... Me tiré mucho tiempo haciendo gofres sólo cuando tenía invitados en casa, lo cual me daba bastante rabia. Hasta que una tarde cualquiera, sola en casa y con muchas ganas de gofres los hice. Y se me ocurrió hacer toda la masa, aunque yo sólo pudiera comerme dos o tres como mucho. Y ¿por qué no?, probar a congelarlos. Igual que hago con el pan en rebanadas. Y lo hice.
Al día siguiente, saqué un gofre congelado, lo dejé atemperarse unos quince minutos y lo metí en la tostadora.
Aquello fue mágico. El gofre parecía recién hecho.
Ahora siempre tengo unas bolsas con gofres en el congelador. Los meriendo a menudo. A mí me encantan con sirope de arce, pero ya se sabe que admiten todas las golosinas imaginables encima: nata, chocolate, miel, nocilla, fruta...
Mi receta es la siguiente:
Ingredientes (ya os digo que salen unas 12 unidades):
- 300 g de harina
- 1/4 litro de leche
- 1/4 litro de nata líquida
- 75 g de azúcar
- 100 g de mantequilla
- 2 huevos
- medio sobre de levadura Royal
- una pizca de sal
Preparación:
- Mezclar en un bol la harina y la levadura.
- Añadir la sal, el azúcar, la mantequilla fundida y los huevos. Mezclar bien.
- Echar la nata y la leche, previamente mezcladas en otro bol.
- No deberían quedar grumos, pero si quedan, puede darse un golpe de batidora para que la masa quede fina.
- Hacer los gofres en la gofrera.
Gofreras hay de multitud de marcas y precios. En Amazon he visto la más barata a 18,50 euros y las más caras superan los 100 euros.
