miércoles, 10 de mayo de 2017

La tarta Tatin

Hoy vamos a echar un vistazo a la historia de un postre francés que suele aparecer siempre que se habla de esos errores en la cocina y en la pastelería que terminan convirtiéndose en un éxito. Y es que no hay mejor cocinero que el que sabe sacarle partido hasta a las meteduras de pata sin entrar en pánico. Y eso fue lo que, según cuenta la leyenda, hicieron las hermanas Tatin con unas manzanas caramelizadas que querían ser tarta.
 
Hay tres versiones del posible origen de esta tarta de manzana tan fea de aspecto como rica al paladar. Pero antes, ubiquemos históricamente a sus protagonistas. Francia, al sur de Orleans, 1889: dos hermanas, Stephanie y Caroline Tatin, llevan un hotel. La tarta de manzana está en el menú del comedor del hotel, pero un día la tarta habitual no resulta la de siempre.

Versión 1: por ir con prisa, porque le pillaba el toro en el servicio de los postres, Stephanie, la hermana Tatin que se ocupaba de la cocina, vio unas manzanas peladas, las puso en un molde con mantequilla y azúcar y lo metió en el horno. Cuando quiso recordar, las manzanas estaban ya medio caramelizadas, pero aquello no era ni tarta ni compota de manzana, así que se le ocurrió taparlo con masa de tarta y dejarlo otro rato en el horno. Cuando lo sacó, lo dio la vuelta como un flan y resultó una tarta raruna, pero que olía estupendamente.

Versión 2: por despiste, haciendo la tarta de manzana que siempre servían en el hotel, la cocinera pone las manzanas caramelizadas directamente en el molde, antes de poner la masa quebrada, que es lo habitual. Lo mismo que antes: hay que darle la vuelta y ya tenemos la tarta de manzana con la masa quebrada abajo y las manzanas arriba. La tarta no tiene tan buen aspecto, pero resulta que está rica. Más rica que la tarta normal.

Versión 3: a propósito. Las tartas invertidas se hacían en la región de Sologne cuando no se disponía de horno en la cocina. ¿Quizás un día el horno no iba bien y probaron a hacer la tarta en una sartén, en el fogón? También podría ser.

La receta de esta tarta no puede ser más fácil. Sólo hacen falta cinco ingredientes: manzanas, mantequilla, harina, azúcar y agua. Tenéis la receta completa en mi blog de recetas: aquí.
 
La receta que yo hago es la del libro “Tartas Tatin”, de Catherine Quévremont. Ed. RBA.

Partiendo del principio Tatin (fruta+masa+darle la vuelta), va más allá del clásico original de manzana.

Curiosidades: la tarta tatin puede hacerse con varias masas: quebrada, que es la más clásica, pero también hojaldre o con parmesano, en las preparaciones saladas.

En el libro hay muchísimas ideas para “tatinizar” tartas:

- En versión dulce: Manzana, pera, albaricoque, melocotón, plátano y chocolate, ciruelas pasas e higos, mango, piña y kiwi…   Son tartas rápidas de hacer y dentro del dulce, saludables, ya que casi todo es fruta.
- En salado: con tomate y sardinas, tomate y mozzarella, berenjenas y pesto, alcachofas y anchoas, cebolla y pasas, brocoli y queso de cabra… Una alternativa original y diferente a las pizzas o a las empanadas.

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